Recluta- José Asunción Silva
Hasta que manos piadosas
Algún sepulcro le dieron,
Al bajar de la cañada
Junto á las matas de helecho,
Destrozada la cabeza
Por una bala de remington;
Con la blusa de bayeta
Y la camisa de lienzo,
Un escapulario santo
Colgado al huesoso cuello,
Los pantalones de manta
Manchados de barro fresco,
Las rudas manos crispadas,
Los ojos aún abiertos,
Y la sangre, ya viscosa,
Pegándole los cabellos,
Estuvo toda la noche
De aquel combate sangriento
Abandonado el cadáver
Del pobre recluta muerto.
Su nombre ?... Un oscuro nombre...
Difunto Fuan Abudelo,
Cuando hablan de la campaña
Lo nombran los compañeros...
Su madre ?... Una pobre madre,
Que en el rancho, al pie del cerro,
Abandonada y estúpida
Pasa los días inciertos.
Su vida ?...Una oscura vida,
La vida vaga de un cuerpo,
Que fué tranquila y sin odios
Hasta en el cuartel infecto,
Do penetrado de frío,
Que le calaba los huesos
Y que tiritar le hacia
Bajo el bayetón deshecho,
Conoció toda la angustia
De largas noches sin sueño,
Y de tristes soledades,
El pobre recluta muerto.
Los soldados que seguían
En titánicos esfuerzos,
De Egipto á los arenales
Y de Rusia á los desiertos,
Al hombre de ojos de águila
Y de caprichos de hierro,
Tenían tras del reñido
Batallar, largo y supremo,
En cada voz, un halago,
En cada mandato, un premio.
Más del Capitán Londoño,
Que fué su Jefe en el Cuerpo,
Sólo conoció dos órdenes
De detención y de cepo,
Un planazo en las espaldas
Y el modo de gritar-juego!
Hasta la tarde en que, herido
En el combate siniestro,
Cayó, gritando-¡adíós, mama!
El pobre recluta muerto
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